Cáritas lleva a la zona del Jiloca un plan para frenar la despoblación

Que el pesimismo no invada a los habitantes del medio rural. Este es el objetivo que se ha marcado Cáritas-Teruel al poner en marcha en la zona del Jiloca -una de las más castigadas por la despoblación de toda la provincia turolense- un plan pionero en Aragón para poner freno a la emigración de sus habitantes.
Inicialmente, Cáritas seleccionó en la Comunidad aragonesa distintas comarcas en las que sería necesario adoptar medidas urgentes para mantener la población, pero decidió empezar a trabajar en la del Jiloca por sus características particulares y por considerar que este territorio todavía tiene posibilidades de futuro.

“La comarca del Jiloca conserva dos núcleos en los que se concentra la población, que son Calamocha y Monreal del Campo, está bien comunicada por carretera y todavía quedan jóvenes con los que se pueden poner en marcha muchas iniciativas”, explicó Carlos Barragán, técnico de Animación Rural de Cáritas.

El plan, que estará financiado por la Comarca del Jiloca, la Diputación Provincial de Teruel (DPT) y Cáritas, persigue dinamizar la agricultura, recuperar el patrimonio cultural y artístico con la rehabilitación de viviendas y otros edificios, implicar a la juventud en la ejecución del proyecto y potenciar el turismo rural.

Con estos fines, miembros de Cáritas llevaron a cabo recientemente distintas reuniones con los agentes sociales de la zona. “No queríamos solaparnos en el trabajo y, además, debemos ir todos juntos en este proyecto”, afirmó Mª Luz Micolau, responsable, también, de Animación Rural de Cáritas.

Cooperativa de mujeres

Ante el declive de la agricultura en la zona, Cáritas quiere impulsar la creación de una cooperativa de mujeres en Burbáguena que coja el timón de los pequeños cultivos relanzándolos al mercado. En el Jiloca siempre se han cultivado cerezas, azafrán o almendros que podrían seguir siendo un recurso económico para las familias.

Otro de los proyectos es formar jóvenes que se ocupen de restaurar viviendas siguiendo la arquitectura tradicional, una iniciativa con la que se conseguiría no sólo recuperar el patrimonio sino también poder ofrecer una casa a las personas que mostrasen interés por instalarse en la zona. “Hay muchísimas casas en mal estado y tan necesario como rehabilitarlas para ser ocupadas es no perder la identidad”, coincidieron Barragán y Micolau.

Se calcula que en el Jiloca hay unos 3.000 jóvenes, una cifra importante teniendo en cuenta el nivel de despoblación. Por ello, Cáritas quiere contar con ellos para decidir qué hacer en la comarca y poner en marcha todas las iniciativas.

El plan echa a andar ahora. Sus resultados se darán a conocer tras un periodo de algunos años con el fin de que la experiencia se traslade a otras comarcas aragonesas.

Fuente : Heraldo de Aragón(Mª Ángeles Moreno)

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